Solemnidad de la Epifanía del Señor – Ciclo C
Estamos en la preciosa fiesta de la Epifanía. Es hora de encender una fantástica lucecita. ¡Oíste bien…se trata de ti! Tú eres el que encenderá esa luz en tu familia, tu clase, tu parroquia, tu oficina, tu sitio de trabajo.
Pero observa bien a quien me refiero. ¡Tú ya lo sabías! Probablemente lo has sabido toda la vida, o al menos desde el día de tu confirmación, que tú eres aquel que trae la luz, el cual con su generosa y buena disposición hace que esta jornada peregrina sea mucho más fácil para otras personas.
St. Teresa of Calcutta nos suplicó que “fuéramos la expresión viviente de la bondad de Dios.”
Ese eres tú. Piensa en todas las caridades que pueden continuar su obra gracias a tu generosidad. Piensa en la buena enseñanza que has dado para educar a los niños en la fe. Piensa en las maneras que has consolado a los dolientes, y has visitado a los enfermos, y dado de comer a los hambrientos.
Piensa en tu presencia en la Misa, y la confianza que ella crea en la comunidad de tu parroquia. Piensa en las maneras que has orado por los enfermos y los moribundos. Piensa en las maneras que personalmente has acompañado a tus seres queridos durante su transición de la vida a la eternidad.
No lo puedes ver, pero tú eres tu propia constelación. No tienes idea de cuanta gente ha visto tu Estrella—tu calor, tu invitación amigable a la amistad, tu ayuda en tiempos de necesidad—y han sido íntimamente atraídos a Aquel que es Luz de Luz.
¿Acaso no es una gran bendición ser parte de la Constelación de Cristo? Cada oscuridad que se te presenta la transformas en luz. Tú eres el cometa luminoso de perdón, gozo, amistad, y esperanza.
¿Y qué dices del día en que tú y Jesús se vean cara a cara? Hazte a un lado Nova, y conoce a Súper Nova.
¿Cuál es la luz más grande que iluminas en el mundo?
Kathy McGovern ©2019
Kathy McGovern © 2014-2015